“Ayúdame Jesús a ser un buscador del Reino, a no estar apegado a nada, para seguir recibiendo este Reino con gratitud y espíritu de búsqueda”
En este día me presentas dos imágenes para hablar del Reino de los cielos. Me presentas un tesoro y una perla, para los que hace falta dejar todo.
El tesoro está escondido en un terreno. En aquella época de mucha inseguridad lo más práctico era esconder el dinero en la tierra para evitar los ladrones. Y este hombre, como lo cuentas Jesús, encontró este tesoro por casualidad, no lo estaba buscando. El Reino es así, ya está en el campo, en la vida, está escondido y muchas veces nos lo haces encontrar por pura generosidad tuya, por pura gratuidad. No es mérito nuestro, ni hemos hecho ningún tipo de esfuerzo por encontrarlo.
Este hombre lo valora de tal forma que vende todo para comprar el terreno y así poder posesionarse del tesoro escondido. Y aquí me doy cuenta cómo yo he descubierto tantos tesoros en mi vida pero muchas veces me conformo con saber que el tesoro está en tal lugar, pero no soy capaz de vender todo para comprarlo. Por ejemplo, sé que hay un gran tesoro en la Eucaristía, pero, ¿soy capaz de vender todo para vivirla regularmente, asistir, disfrutarla, contemplarla…?
Quizás porque es gratis, porque no lo he buscado me siento con el poder de decisión de elegir el tesoro cuando quiero, porque “sé dónde está”. Pero me doy cuenta que el hecho de saberlo no es poseerlo y que para hacer eso, primero tengo que valorarlo suficientemente para “vender todo y adquirir el terreno donde está el tesoro”. Creo que debo vender toda soberbia en mi vida, para comprar el terreno de la humildad donde yace escondido ese gran tesoro que eres tú mismo, tu hecho Eucaristía, presente entre nosotros. Ayúdame Jesús a querer cada día más ese tesoro para tener fuerza de venderlo todo.
También hablas de un comerciante en perlas finas. Es un buscador y un buen día, me dices, encuentra una de gran valor, y sin pensarlo, vende todas las que tiene para comprar ésta. Este hombre es un buscador profesional, sabe lo que quiere, busca para encontrar lo mejor y quedárselo. Este hombre busca el Reino y no es casualidad que encuentre la perla valiosa. Entiende el valor de las perlas y no se deja engañar, es un experto. Reconoce lo mejor y deja lo peor.
Todo un reto para mí: ser buscador profesional del Reino. Saber lo que quiero, dejar lo peor para elegir lo mejor. A veces quiero pero lo menos valioso se me presenta como más agradable porque lo vivo de un modo superficial y me quedo en el aquí y ahora. Pero si pienso en mi futuro, en lo que vale de cara a la eternidad debería dejar las perlas menos valiosas para comprar con ese dinero la más valiosa, la mejor. Ayúdame Jesús a ser un buscador del Reino, a no estar apegado a nada para seguir recibiendo este Reino con gratitud y con espíritu de búsqueda.
Sé que la mayoría de los tesoros son gratis, pero también sé que tú me has dado unos talentos para que sea buscador y comprador; para que venda lo menos útil y compre lo más útil para vivir este Reino que ya está aquí. Gracias Jesús, mi divino tesoro.
Meditar: Mt 13, 44-46
Propósito: En oración agradecer a Jesús por los tesoros que Él me ha regalado en mi vida y ver qué tengo que vender para poderlos poseer más y mejor.